La Palma

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Vacaciones en la «Isla bonita»

La Palma, una de las islas occidentales del archipiélago canario, tiene por capital a Santa Cruz de La Palma y una superficie de 708,32 km² poblados por 87.324 habitantes en 2010, con una presencia muy importante de residentes extranjeros.

Con un territorio muy abrupto (La Palma es la tercera isla más alta del mundo en relación a su superficie), su punto más elevado es el Roque de los Muchachos (2.426 metros sobre el nivel del mar), donde han sido construidos numerosos telescopios que hacen del observatorio allí situado uno de los tres centros más importantes del mundo en su género. Su ubicación geográfica en el Atlántico y el peculiar clima provocan la formación de nubes entre los 1.000 y los 2.000 metros de altura que hacen de espejo e impiden que la ya de por sí escasa contaminación lumínica de las poblaciones costeras dificulte la observación de las estrellas. Es ese cielo intensamente azul y puro de día, negro y cubierto de rutilantes estrellas de noche, con sobrecogedores amaneceres y multicolores puestas del sol de indescriptible belleza, uno de los grandes atractivos de La Palma que justifica por sí solo su visita.

La Palma posee, además, unos paisajes únicos, siendo conocida como la «Isla Bonita» o, por su variada vegetación, como la «Isla Verde», con sorprendentes campos de lava que delatan su origen volcánico y que contrastan vivamente en su negrura con la exuberancia y el colorido de los densos bosques de laurisilva (verdaderas reliquias de la flora prehistórica) y de pino canario, favorecidos también por el singular fenómeno de la lluvia horizontal, producido por los vientos alisios que traen nubes cargadas de agua hasta las cumbres de la isla, formando brumas que la vegetación condensa. Y ello por no mencionar las explotaciones agrícolas del Valle de Aridane o los bancales que caen como cascadas en riscos aparentemente inaccesibles de Puntallana, San Andrés y Sauces y Barlovento, cuyas verdes y exóticas plataneras, cultivadas como si fueran pequeños jardines, generan directa o indirectamente el 85 % del PIB insular y hacen de La Palma la segunda isla productora de plátanos de Canarias y en donde además se dan las mayores producciones por hectárea del mundo.

Buen ejemplo de la ingente riqueza paisajística palmera es también La Caldera de Taburiente, Parque Nacional desde 1954, que, atravesada por el riachuelo de La Caldera -única corriente de agua continua de Canarias- y rodeada por picos de entre 1.700 y 2.400 metros de altitud, como el Roque de los Muchachos, es el mayor cráter emergido del mundo, formado hace más de medio millón de años por un violento desprendimiento de tierras que abrió la actual caldera, con 9 kilómetros de diámetro y 28 de circunferencia, en lo que antes era un volcán.

Por todo ello, no es de extrañar que desde 2002 toda la isla fuera declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, aunque ya en 1983 la zona de El Canal y Los Tilos fue declarada Reserva de la Biosfera, convirtiendo a La Palma en la primera isla canaria en albergar un lugar de este tipo.

Por su parte, en Tazacorte, municipio agrícola por excelencia, se encuentran algunas de las mejores tierras de cultivo de Canarias que conforman un paisaje único de exuberantes plataneras cuyo verde contrasta con el intenso azul del océano. Tazacorte, por su situación en la costa occidental de la isla y por encontrarse a sesenta metros sobre el nivel del mar, presenta un clima templado a lo largo de todo el año único en Canarias, con escasas lluvias y una agradable y permanente temperatura cálida, siendo uno de los municipios con mayor número de horas de sol de toda España y objeto de la admiración de los visitantes foráneos, unánimes al describir tal clima como uno de los mejores de la Tierra.

Desde el punto de vista artístico, La Palma custodia el que probablemente sea el patrimonio artístico de origen flamenco más importante de Canarias, fruto de los intercambios comerciales con Flandes, en los que, a cambio del preciado azúcar que se produjo en la isla desde el siglo XVI, se importaron magníficas pinturas y tallas en los siglos XVI y XVII que hoy adornan las numerosas iglesias y ermitas que pueblan la geografía insular, por no mencionar las imágenes y los cuadros procedentes de Andalucía fruto también de unas fructíferas relaciones comerciales.

Por lo que se refiere a los transportes, La Palma cuenta con una excelente red de carreteras que han sido objeto de cuantiosas inversiones en los últimos años. Por vía marítima, en el puerto de Santa Cruz de La Palma hacen escala cruceros de gran tamaño, al igual que lo harán en el nuevo puerto de Tazacorte una vez finalizadas sus obras de ampliación. Por vía aérea, un aeropuerto, que duplicó su capacidad en el año 2011 tras su ampliación, asegura el transporte de pasajeros con el resto de España y con diversas ciudades de Europa.

Con una reducida oferta hotelera y extrahotelera, en La Palma, a pesar de sus más que evidentes atractivos, no se puede hablar de turismo de masas. Hay pocos hoteles grandes y un deseo generalizado de evitar la construcción de grandes instalaciones que degradarían inevitablemente un entorno único y de reducida superficie. En sus visitantes prima el turista amante de la naturaleza que viaja a la isla para disfrutar de un conjunto de espectaculares paisajes, completamente vírgenes en la mayor parte de los casos, en los que cielo, mar y tierra forman una combinación de inenarrable y singular belleza.